lunes, 8 de noviembre de 2010

LIBERANDO MI POTENCIAL



La velocidad incontrolable con la que se mueve el mundo actual condiciona al hombre a estar preparado para nuevos desafíos, nuevos retos, nuevos aprendizajes, nuevos conocimientos. Esta nueva sociedad del conocimiento y la información crea nuevos paradigmas, propicia un modelo de ser humano que muchas veces tiene sed de lo infinito y que a menudo se ve atacado por intereses que no responden a sus anhelos más profundos. Pero ¿qué hacer para que este el hombre moderno responda a estos nuevos desafíos?, ¿cómo enseñarle?, ¿qué aprendizajes forjarle? ¿por qué mucho de lo aprendido a través de la formación e instrucción básica y superior no responde adecuadamente a los retos de la vida, a las exigencias del desempeño laboral?, ¿qué es lo que pasa interiormente en el hombre que no le deja poner en práctica todo lo que es, lo que tiene y lo que es capaz de hacer?, ¿cómo hacer para que su presencia en la sociedad y especialmente en el mundo del trabajo sea la más óptima, la más eficiente, la más eficaz?.

Sin duda, todo lo anterior nos abre a la posibilidad de reflexionar y discutir sobre “disciplinas”, “herramientas” y “procesos” que puedan hacer que el hombre de hoy esté a la altura “de sus circunstancias”. Por consiguiente, pasaremos a reflexionar sobre una nueva alternativa de formación que está a la vanguardia de la moderna sociedad, y que puede abarcar los ámbitos de nuestra realidad hominal, incluso aportar al “quehacer religioso” del hombre, a la “praxis” del creyente de nuestro tiempo.


Acercándonos a los orígenes

Una de las grandes novedades en el campo de la formación humana es la que de seguro hemos escuchado hablar en nuestros ambientes laborales, “El Coaching”, (en inglés, “entrenamiento” ), cuyo origen nominal se remonta hacia los siglos XV y XVI, cuando empezó a hacerse muy popular la ciudad húngara de Kocs (situada a 70 kilómetros de Budapest) por un carruaje (“kocsi”, mas tarde “coche”) caracterizado por ser provisto de un sistema de suspensión para los viajes. Retrocediendo en la línea del tiempo los orígenes metodológicos y filosóficos del coaching se remontan al s. V aC. en la cultura de Grecia con el filósofo Sócrates, quien con su famoso método llamado “mayéutica” ayudaba a sus discípulos a alcanzar la “verdad oculta”. Sócrates utilizaba preguntas “poderosas” que cuestionaban profundamente a sus dirigidos, y les hacía “alumbrar” aquellos conocimientos que tenían muy dentro de sí.

Si bien es cierto el coaching primigeniamente se ubica en la filosofía griega con Sócrates (el “método mayéutico” que busca la verdad oculta a través de preguntas reveladoras), después con su discípulo Platón (los “Diálogos de Platón” con sus preguntas y respuestas) y este a su vez con Aristóteles (la “ética aristotélica” a través de la búsqueda de la felicidad), esta nueva herramienta formativa ha recibido influencia a lo largo de la historia de otros postulados como:


- La Filosofía Existencialista: “la reflexión”, “¿qué es lo que queremos ser? y ¿cómo?”.

- El Método Fenomenológico: “abstenernos de todo prejuicio con nuestros destinatarios de manera que permitamos que ellos mismos encuentren sus conciencias más puras”.

- Piscología Humanista: “conciencia”, “libertad”, “voluntad”, “autorrealización” y “liberación del potencial”.

- El Construccionismo: “la construcción del conocimiento” (del mundo interior y exterior).


Modernamente esta nueva disciplina formativa recibe una influencia notable del “mundo del deporte”. Ya en la década del 70, el Coaching hace su entrada con Timothy Gallwey, quien se da cuenta de que el peor enemigo de un deportista era su propia mente y produjo una serie de libros para ayudarlo a superar bloqueos y obtener un mayor rendimiento. Desde un comienzo el método mostró resultados sorprendentes y se empezaron a montar escuelas deportivas bajo la licencia de su obra, llamada “Inner Game”. Dos de ellas en Europa a cargo de Sir John Whitmore, quien después de un tiempo (década del 80) logró adaptar exitosamente el procedimiento al medio empresarial inglés y dio origen a lo que hoy se conoce como Coaching Empresarial. De ahí, solo fue un pequeño paso para que bajara hasta la esfera personal y estuviera a nuestra disposición (life coaching). El encargado de esta labor fue Thomas J. Leonard (años 90), a quien se le reconoce mundialmente como el padre del Coaching Moderno.



Buscando la Esencia

Pero ¿cómo podríamos definir y distinguir al Coaching de otros tratamientos y qué tipos de coaching existen?

Integrando lo visto hasta ahora y acercándonos a una definición esencial y real podemos decir que el coaching es “liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo su desempeño, ayudándole a aprender en vez de enseñarle”. A través del coaching lo que se pretende es “despertar la motivación, los talentos, las capacidades y competencias de la persona para que esta pueda alcanzar el éxito y ejercer un liderazgo protagónico en su medio”. En esta nueva herramienta formativa, en esta nueva disciplina la persona, que recibe el proceso de coaching, es protagonista de su propio cambio, sujeta de su propio desarrollo donde ella misma descubrirá las soluciones más eficaces para las barreras que se le presentan en la vida cotidiana. Podrá tener la facilidad de utilizar técnicas y estrategias innovadores que le procurarán alcanzar las metas y proyectos deseados; creará un “plan de acción” que lo enfocará en los puntos medulares de su problemática. La novedad del coaching radica en que no esperaremos largos periodos para alcanzar “la solución”, sino que de forma inmediata, en un corto tiempo, podremos dar respuesta a nuestras “necesidades de logro”.

El Coaching no es una Terapia Psicológica o Piscoterapia, que muchas veces parte de “traumas” de “patologías” que no se han superado y que bloquean a la persona. En coaching no tratamos “pacientes”, no vemos “patologías”, sino irradiamos comportamientos proactivos e impulsamos a la persona hacia la acción dejando a un lado la vertiente de los sentimientos. En el coaching podemos llegar a conocer en la persona su ocurrencia histórica, pero no estamos interesados en investigar a profundidad; si detectamos en las sesiones de coaching situaciones traumáticas derivaremos a un especialista para superar aquella dificultad. En muchos casos se puede realizar la “terapia derivada” en paralelo con las “sesiones de coaching” sin ningún problema. Por consiguiente, buscamos en la persona superar aquellas barreras que impiden aflorar el liderazgo y capacidades que tiene, quizás “gatillar” para obtener aquellos talentos y cualidades que darán el éxito deseado.



El Protagonista

Etimológicamente, el término "coach" deriva de un medio de transporte como hemos visto líneas arriba. Por eso el coaching de alguna manera sirve para transportar a las personas del lugar donde se encuentran hasta el lugar donde desean estar .El conductor del carro (o "coach", sirve de guía para el coaching), facilita el proceso de desplazamiento del transportado (o "coachee") pero no decide el rumbo a seguir. Siguiendo la anterior descripción en el Coaching se da una relación básica entre dos personas, el “Coach” (entrenador) y el “Coacheé” (entrenado o transportado) donde el protagonista principal es el “coacheé” quien pondrá las soluciones a los obstáculos que tiene a través de las luces y técnicas que el Coach les dé estratégicamente para que pueda llegar al objetivo que se ha trazado en su “plan de acción”.


Distinguiendo

Existen diversos tipos de coaching hoy en día, mencionaremos los principales, pues de ellos se desprenden los demás:

- Coaching Personal: Conocido como “Life Coaching”, es el coaching orientado para que la persona sobresalga en los campos de su vida cotidiana: relaciones interpersonales, estudio, familia, carrera, sueños, proyectos, etc. Sobresale en este tipo de coaching el llamado “Coaching Ontológico”, literalmente ”entrenamiento del ser para su re-diseño”. Influenciado por los aportes constructivistas de la “filosofía del lenguaje” que considera al lenguaje como un determinante fundamental de nuestro ser y hacer, este coaching tiene como máximos exponentes a Werner Erhard Maturana, Fernando Flores, Echeverría y Olalla.

- Coaching Ejecutivo: Llamado en inglés “Executive Coaching”, es el coaching que está dirigido a los ejecutivos de las compañías, que son los encargados de direccionar los departamentos o destinos de una empresa. Con este coaching se pretende lograr un óptimo desempeño a nivel gerencial, y así cubrir tres frentes principales: La relación del directivo con la empresa, la relación del ejecutivo con los empleados y la relación del gerente consigo mismo.

- Coaching Organizacional: Conocido como “Corporate Coaching”, busca aplicar planes de coaching a nivel global, relacionándolos principalmente con la carencia de motivación en algunos trabajadores, como la estipulación de objetivos claros, concisos y alcanzables, la gestión de Recursos Humanos, optimización temporal, proyectos concretos con exigencias especiales, etc. A través de este coaching se puede optar por ahondar en toda la organización o únicamente en algunas partes de la misma.



Una Riqueza para el Apostolado

Hemos visto aquí lo trascendente e importante que puede ser el coaching a nivel personal y para nuestras organizaciones. Por consiguiente, esta moderna disciplina puede insertarse en el campo de la “praxis cristiana” como catalizador en el desempeño de nuestros agentes de evangelización, fuere cual fuere su ministerio. Ayudará, indiscutiblemente, a fortalecer el liderazgo en nuestras comunidades eclesiales.

Si nos enfocamos en la responsabilidad que tienen los seglares en la evangelización del mundo, podemos ver que se necesita hoy más que nunca cristianos que ejerzan un “liderazgo eficaz y comprometido” compartiendo la Buena Noticia de Jesús entre los hombres de nuestro tiempo. Ya el Papa Benedicto XVI en su discurso inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y El Caribe en Aparecida nos hace un claro llamado a ser agentes protagónicos en la sociedad a través de un liderazgo efectivo y un testimonio basado en el amor:

“Por tratarse de un continente de bautizados, conviene colmar la notable ausencia, en el ámbito político, comunicativo y universitario, de voces e iniciativas de líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada, que sean coherentes con sus convicciones éticas y religiosas”.
“Estáis llamados a llevar al mundo el testimonio de Jesucristo y a ser fermento del amor de Dios en la sociedad”.
La necesidad de una formación humana integral abre la posibilidad al coaching en la pastoral de la iglesia como una “iniciativa estratégica” para atender una “permanente y dinámica formación” de los miembros de la Iglesia:

“…la formación es permanente y dinámica, de acuerdo con el desarrollo de las personas y al servicio que están llamadas a prestar, en medio de las exigencias de la historia...” (DA 279)
El Coaching Pastoral quiere ser una herramienta formativa que se inserte en la praxis cristiana para despertar un liderazgo eclesial efectivo y comprometido potenciando y maximizando las motivaciones, los talentos, las competencias y las capacidades que puedan hacer viable, con la asistencia del Espíritu Santo, la misión de la Iglesia. En otras palabras el Coaching Pastoral pretende “promover y formar discípulos y misioneros de Cristo” (CF. DA 14) construyendo el liderazgo efectivo y comprometido de nuestros agentes de evangelización, para que respondan a los retos que nos plantea la sociedad moderna.

Debemos tener en cuenta que:
  • El Coaching Pastoral no es Dirección o Acompañamiento Espiritual, de ninguna manera, pues el acompañamiento espiritual tiene como finalidad la perfección de la vida cristiana en orden a la santidad. Esto a través de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. El Coaching Pastoral puede enriquecer metodología al acompañamiento espiritual respetando la naturaleza y autonomía entre ambos. Se puede buscar a través del Coaching dotar de algunas técnicas a los Directores Espirituales para el bien se su dirigido.


  • De la misma forma diremos que el Coaching Pastoral no es Catequesis, más bien alimenta la dinamicidad de ella para acercar el mensaje de Jesucristo de una manera atractiva. Para una buena catequesis, se necesita catequistas preparados integralmente y con un liderazgo activo; es allí donde entra a tallar el Coaching Pastoral.


  •  El Coaching Pastoral tiene como finalidad despertar en el cristiano su liderazgo eficaz para que el pueda ser protagonista de la evangelización en su comunidad, ubicar su liderazgo y proyecto de vida situándolo en el lugar que le corresponde. Por eso en el coaching despertaremos la motivación, los talentos, las competencias y capacidades propias del líder cristiano enfocándolo en su labor cotidiana: en el mundo del trabajo y apostolado. Buscaremos identificar o potenciar a través del coaching pastoral los talentos de líder cristiano hoy.


  • Muchos catequistas, agentes de pastoral, consagrados que ya tienen un tiempo en nuestras comunidades necesitan tener en cuenta la novedad del coaching, “entrenamiento”, pues nos hemos chocado con la cruda realidad que muchos no están todavía preparados para “entrenar” en el apostolado: “la gracia no suple a la naturaleza humana”. Esta nueva propuesta quiere ser una humilde iniciativa para contribuir en una evangelización acorde a nuestros tiempos , ejercer el apostolado en los nuevos areópagos de la humanidad.
Surge la necesidad de crear “Escuelas de Coaching Pastoral”, dedicadas exclusivamente a promover y despertar el liderazgo de nuestros agentes de evangelización encarnados en la realidad y que ejerzan su apostolado no sólo en los ambientes eclesiales, sino en el mundo del trabajo, en aquellos lugares donde la Iglesia debe hacer presencia ahora más que nunca (Cf. DA 281; 283; EN 70).

Para terminar hoy en día vemos como muchas empresas utilizan el coaching como fin netamente pecuniario, aprovechándose de la sed de Dios que tienen las personas. En las empresas para ser un alto ejecutivo se necesita haber recibido un proceso de coaching porque si no, no se califica en la competitividad exigida. Se han creado movimientos asolapados con influencia de la “nueva era” en organizaciones que se dedican a la formación a través del coaching y cada vez ganan adeptos para sus filas. Creo que debemos estar atentos. Esto responde a una de mis motivaciones por las cuales me he especializado en Coaching y Consultoría recientemente, pues creo que como “hombre de Iglesia en el corazón del mundo” puedo contribuir a través de mis competencias “con fe y esperanza”.









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